En el siglo XIV, Europa enfrentó una tragedia que cambiaría
su historia para siempre: la peste negra. Esta epidemia, que azotó al
continente entre 1347 y 1353, fue una de las más devastadoras que ha conocido
la humanidad. Se estima que murieron más de 25 millones de personas solo en
Europa, y aún más si se considera su paso por Asia y África. Sin embargo,
aunque suena paradójico, esta catástrofe no solo dejó muerte y sufrimiento:
también transformó profundamente la medicina, la forma en que las personas entendían
la salud, y hasta la estructura social y económica del continente.
El colapso de la medicina tradicional
Antes de la peste, la medicina europea estaba fuertemente
dominada por ideas heredadas de la antigüedad clásica y por una visión
religiosa del cuerpo y la enfermedad. La mayoría de los médicos seguían las
teorías de Hipócrates y Galeno, que explicaban la salud como un equilibrio de
cuatro “humores” dentro del cuerpo. Las enfermedades, entonces, se consideraban
desequilibrios internos o castigos de Dios. No existía un concepto claro de
contagio, ni mucho menos de bacterias o virus.
Cuando la peste negra comenzó a propagarse, todo ese
sistema de creencias se vino abajo. La velocidad con la que moría la gente, lo
contagiosa que era la enfermedad y la incapacidad de médicos y religiosos para
detenerla, generaron una profunda crisis de confianza. Ni los rezos, ni las
sangrías, ni los remedios tradicionales funcionaban. Muchas personas huyeron de
las ciudades, otras cayeron en la desesperación. En medio del caos, surgió una
necesidad urgente de entender qué estaba ocurriendo y cómo podía prevenirse.
Un nuevo enfoque hacia la medicina
Fue así como comenzaron a surgir las primeras observaciones
sistemáticas sobre la enfermedad. Aunque aún no se sabía nada sobre bacterias
(la Yersinia pestis, causante de la peste, sería identificada hasta el
siglo XIX), algunos médicos empezaron a recopilar información sobre los
síntomas, a llevar registros de muertes y a notar patrones. Incluso se
empezaron a realizar autopsias, algo que en otros tiempos habría sido
considerado sacrilegio. Estas prácticas marcaron el inicio de una medicina más
empírica y basada en la observación.
Además, muchas ciudades contrataron a “médicos de peste”,
quienes tenían la misión de atender a los enfermos y estudiar la enfermedad.
Iban vestidos con trajes especiales, con una máscara de pico que contenía
hierbas aromáticas para filtrar el “aire corrupto”, que se pensaba era una de
las causas del contagio. Aunque sus conocimientos eran limitados, su labor fue
un primer paso hacia una medicina más profesionalizada y pública, donde el
Estado empezaba a tomar responsabilidad sobre la salud de sus ciudadanos.
Una sociedad que ya no sería la misma
Pero los efectos de la peste no se limitaron al ámbito
médico, la sociedad entera cambió. La mortandad masiva provocó una escasez de
trabajadores en el campo y en las ciudades. Los señores feudales, que antes
controlaban la tierra y a los campesinos, se vieron obligados a ofrecer mejores
condiciones para que alguien quisiera trabajar para ellos. Esto rompió las
bases del sistema feudal, donde los campesinos estaban atados a la tierra y
obligados a obedecer a sus señores. Poco a poco, comenzó a surgir una nueva
clase trabajadora con mayor libertad de movimiento y de negociación.
Las ciudades también cambiaron, muchas se vaciaron durante
la epidemia, pero una vez que pasó lo peor, comenzaron a reorganizarse. Se
construyeron hospitales, se mejoraron los sistemas de limpieza y se empezaron a
tomar decisiones pensando en la salud pública. Además, las universidades y
escuelas de medicina comenzaron a abrirse al estudio del cuerpo humano, algo
que había sido tabú durante siglos.
Cambios culturales profundos
Incluso el arte y la religión sintieron el impacto. Las
representaciones de la muerte se volvieron comunes en pinturas y esculturas. La
idea de que la vida era frágil y podía terminar en cualquier momento quedó
profundamente grabada en la cultura. Al mismo tiempo, muchas personas
comenzaron a cuestionar el papel de la Iglesia, que no había podido dar
respuestas durante la crisis. Esta desconfianza sembró las semillas de
movimientos religiosos reformistas que, siglos después, cambiarían por completo
el panorama espiritual de Europa.
El miedo, además, provocó brotes de odio. Grupos como los
judíos, leprosos o extranjeros fueron acusados de haber provocado la peste, lo
que desencadenó persecuciones violentas en distintas regiones. Esto mostró otra
cara de las pandemias: su capacidad de profundizar prejuicios y tensiones
sociales.
El legado de una tragedia
En resumen, la peste negra no solo dejó un continente
herido y despoblado. También obligó a Europa a mirar de frente su fragilidad, a
cuestionar sus certezas y a buscar nuevas formas de entender el mundo. En medio
de la tragedia, surgió una medicina más empírica, una sociedad más móvil y una
cultura más consciente de la vida y la muerte. Como ocurre muchas veces en la
historia, el dolor se convirtió, lentamente, en transformación.
Referencias y recomendaciones
Historia National Geographic. (2025, 28 de enero). La peste negra: la epidemia que hizo temblar a Europa. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/peste-negra-epidemia-que-hizo-temblar-europa_17156La Vanguardia. (2017, 30 de junio). La peste negra: la letal epidemia que cambió Europa. https://www.lavanguardia.com/historia/20170630/423823539770/peste-negra-epidemia-europa.html
Mark, J. J. (2020, 16 de abril). Los efectos de la peste negra en Europa [Traducción: J.A.T. Reyes]. World History Encyclopedia. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-17995/los-efectos-de-la-peste-negra-en-europa/
Martínez, L. (2020). La peste bubónica. Revista Estudiantil Multimedia ENP – UNAM. https://www.enp.unam.mx/revista/la-peste-bubonica/SINC. (2022, 19 de octubre). La peste negra produjo cambios en el sistema inmunitario humano que persisten hoy. Agencia SINC. https://www.agenciasinc.es/Noticias/La-peste-negra-produjo-cambios-en-el-sistema-inmunitario-humano-que-persisten-hoy

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