Este guión se encuentra arraigado en la sociedad al grado de que es considerado como la única dolencia emocional socialmente aceptada, sin embargo, ¿qué pasa cuando lo que llega a su fin es una amistad?, pues, como ya se explicó, pareciera que este evento carece de trascendencia, quizás porque es considerado como un vínculo pasajero o quizás porque las personas consideren que sustituir a un amigo sea más fácil pues, aparentemente, no requiere de un compromiso como tal.
Cuando romper a un "simple amigo" adquiere relevancia
El vínculo de una amistad es severamente subestimado, más si esa persona representa un pilar emocional significativo. La maestra Claudia Sotelo Arias, directora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI) en México, enfatiza que las amistades, especialmente en la adolescencia y la juventud adulta, actúan como un "espejo social" donde se construye una identidad, se recibe apoyo emocional y se desarrollan habilidades sociales.
Cuando una amistad significativa se rompe y, por significativa nos referimos a aquella persona que actuó como un confidente, un testigo de vida y un pilar en ese sistema de apoyo emocional, lo que sucede a continuación es literalmente un proceso de duelo, pues en términos reales se ha perdido a un vínculo valioso, lo que podría traer tristeza, enojo, confusión, nostalgia y una sensación de vacío existencial.
Aunque no sea percibido de manera inmediata por la sociedad, el no validar dicho sentimiento puede traer consecuencias importantes a futuro tales como una baja autoestima o, peor aún, la incapacidad de volver a confiar en otras personas en el futuro.
Argumento psicológico ¿Por qué una amistad se acaba?
La psicología estudia este fenómeno desde su propia perspectiva y, entre muchas causas se destacan algunas que son el detonante de una erosión prolongada o muy acelerada que terminan por desaparecer todo rastro de vínculo afectivo y sano.
La primera causa podría considerarse como la menos mala pues es evidente que la historia de cada individuo a través del tiempo se encuentre condicionada a los propósitos de vida tales como una carrera, los intereses o proyectos personales o, situaciones familiares. Ante esto es inevitable que los vínculos empiecen a tomar cierta distancia, sin embargo, se ha visto que, pese a esta adversidad, ciertas relaciones se siguen manteniendo vigentes con la misma intensidad.
La siguiente causa no involucra necesariamente una distancia ya que puede manifestarse incluso cuando ambos individuos mantengan cierta frecuencia, hablamos de la falta de reciprocidad, pues cuando uno de los involucrados aporta valor al vínculo pero, la contraparte no lo hace, se empieza a notar una fatiga emocional. Uno de los ejemplos más evidentes se da cuando una de las partes pide apoyo emocional en momentos difíciles pero, cuando la otra pide compañía o apoyo (aunque no sean bajo las mismas circunstancias) y no la recibe, se empieza a fragmentar los cimientos de la relación al grado de volverlo insostenible.
La siguiente causa la catalogamos como tal como una relación tóxica, las causas pueden ser diversas, pero para el caso, el desenlace termina siendo el mismo: relaciones donde la mala comunicación y la triangulación constante de la información son el pan de cada día. El ambiente ya es considerado hostil al grado de que los sentimientos, que en sus inicios se percibían como genuinos, simplemente se han convertido en un veneno de reproches y malas actitudes.
Cuando decir ¡Hasta aquí!
La razón por la cual una amistad debería considerarse como un vínculo emocional de crecimiento y aprendizaje mutuo es por el hecho de que, de manera implícita, se ha realizado un pacto tácito de lealtad, un vinculo que, a diferencia de otros, debería de perdurar por el hecho de que es el refugio más real que pudiera existir en una sociedad llena de hipocresía. Una amistad es el el único sitio donde las personas pueden manifestar sus emociones sin miedo a ser juzgados, el referente donde las verdades constructivas son la manera de mostrar una complicidad sana hacia una vida feliz. Es por eso que, cuando estos valores se ven corrompidos por ciertos comportamientos pasivo-agresivos se deberá considerar seriamente el fin de la relación.
Cuando un vínculo de amistad que, lejos de enriquecer, representa una carga de dolor y ansiedad innecesarias, lo más sano es dar por concluida la relación. Bajo este contexto, liberarse de dicha carga es muy necesaria por el hecho de que la paz mental ya se ha visto transgredida por factores tales como el agotamiento emocional (ansiedad o mal humor en vez de una renovación), por la inexistencia de un espacio para la celebración o el apoyo genuino, cuando claramente se ve que una de las partes se involucra más que la otra al grado de crear una especie de monólogo sin sentido, cuando se percibe que al manifestar un sentimiento la contraparte invalida dicha emoción y, por último, cuando se da una triangulación en la información donde una de las partes involucra a terceros en el conflicto, generando un ambiente hostil y reforzando con ello la desconfianza.
La asimetría con los rompimientos amorosos ¿Por qué se le resta importancia?
Es evidente que desde diferentes contextos, la conclusión de una relación amorosa sea visto como la tragedia máxima de dolor y de ahí, lo demás sea catalogado como irrelevante o incluso como un acto de inmadurez.
La sociedad se ha hecho cargo de construir una narrativa donde colocan a la relación de pareja como la cúspide de la realización personal, si bien, en muchos casos pudieran existir dichos vínculos con un desenlace feliz y pleno, se sabe de sobra que otras son el martirio donde uno literalmente amanece con lo que ya no ama. Sin embargo, y a pesar de ello, varios medios tales como el cine, la literatura y la música se han hecho cargo de promover inconscientemente dicha creencia. Se aclara que no tenemos nada en contra de los vínculos de pareja, sin embargo, no es el único que debería de prevalecer, ¿por qué? porque el constructo social se basa en la necesidad humana por mantener múltiples relaciones de forma sana y constructiva.
Ahora bien, en el contexto de un rompimiento amistoso, la historia es, lamentablemente muy diferente. Cuando ese fenómeno se da, la sociedad tiende a estigmatizar el dolor como un acto de "drama, inmadurez o incluso, lo tachan erróneamente como un acto de dependencia" y, en consecuencia, se incita a la persona afectada a "superar de forma inmediata" su dolor sin siquiera validar dicha emoción.
En conclusión: es válido transitar por un duelo para sanar
Cuando una de las partes realmente invirtió su tiempo, energía y autoestima en una relación que no tenía futuro, es evidente que el dolor no se verá reparado de forma inmediata por lo que, será necesario atenderlo, reconociendo el impacto y entendiendo las dinámicas tóxicas para que se pueda llegar a una resolución que permita construir una cultura más comprensiva que valide la complejidad y profundidad de todos los vínculos afectivos sin excepción.
Referencias y recomendaciones
Centeno, R. M. (Sociedad Psicoanalítica de México). Dinámicas de Poder en las Relaciones Interpersonales. (Conceptos aplicados en la práctica clínica psicoanalítica en México).
Sotelo Arias, C. (Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia - CEEPI). La Importancia de las Amistades en el Desarrollo Psicoemocional. (Comunicados y artículos de divulgación basados en su trabajo clínico en México).
Instituto Mexicano de la Juventud (IMJUVE). Diversos estudios y materiales sobre salud mental juvenil que abordan, de manera tangencial, la relevancia de los vínculos sociales y las problemáticas relacionales en los jóvenes mexicanos.
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