Si algo caracteriza a México es el tributo y la vibrante originalidad de sus tradiciones, llenas de colores, sabores y un mensaje claro, el respeto a la historia, cultura y tradición que generación tras generación se van transmitiendo. En esta ocasión hablaremos de un símbolo que hace acto elegante de presencia tras la llegada del otoño, la flor de Cempasúchil.
A una semana de comenzar noviembre se empieza a percibir en los grandes pasillos de los mercados o en los tianguis el olor característico de esta flor, esta primera señal se confirma una vez que el espectador se deleita con su colorida apariencia, lo que es un indicativo de que no solo los que se han ido al otro mundo estarán preparados para transitar por el sendero que sus pétalos señalen, también los que seguimos aquí, pues su elegancia se hará cargo de dar color, armoniza y luz a los hogares de todas las familias mexicanas.
Además del profundo significado cultural e histórico que ofrece esta planta, también es capaz de deleitar la mente científica por sus atributos que van más allá de su hermosa apariencia. La flor de cempasúchil (Tagetes erecta L.) pertenece al reino de las plantas bajo la siguiente clasificación taxonómica:
El género Tagetes se encuentra conformada por 50 especies, nativas principalmente de México y Centroamérica. El nombre de cempasúchil, nombre común con el cual se le conoce proviene del náhuatl cempohualxochitl, que significa "veinte flores" o también "flor de veinte pétalos".
Características morfológicas y fisiológicas
La especie Tagetes erecta L. es una planta anual, es decir, que su ciclo de vida se completa al término de un año, la altura máxima que puede llegar a adquirir es de un metro, con un tallo erecto, robusto y con ramificaciones que le otorgan su particular aspecto frondoso. Sus hojas son de color verde oscuro, opuestas con folíolos lanceolados y aserrados y, además son las responsables de emitir el olor característico.
Respecto a la flor, lo que visualmente identificamos es en realidad una inflorescencia compuesta denominada capítulo, es decir, que la estructura se encuentra conformada por varias ramificaciones, mismas que contienen a las flores, que, a su vez, se manifiestan en dos versiones, las liguladas que son los característicos pétalos naranjas o amarillos y, las flores del disco, pequeñas, tubulares y hermafroditas (que presenta ambos sexos), ubicadas en el centro del capítulo.
La flor de cempasúchil también elabora una especie de fruto seco denominado como aquenio el cual, presenta una forma lineal y comprimida. Estos cumplen con la función de propagar a la especie para permitir la germinación de nuevos individuos.
El color naranja que caracteriza a la especie deriva de unos pigmentos naturales llamados carotenoides, los cuales se ha documentado que tienen cualidades especiales que son empleados en el ámbito tanto comercial como científico.
Mecanismo de adaptación
La flor de cempasúchil no se limita solo por su elegancia sino también por sus sofisticados mecanismos de adaptación y es que aunque manifieste una aparente fragilidad, realmente deja en claro su imponente presencia respecto de otras especies que pudieran representar una competencia directa, es por eso que, a través de sus raíces y de la misma planta es capaz de liberar compuestos químicos orgánicos del grupo de los tirofenos que cumplen con la función de inhibir el asentamiento y crecimiento de otras plantas, de algunos gusanos e incluso de ciertos hongos patógenos a su alrededor. Esta interacción ecológica denominado como amensalismo explica que existen ciertos organismos capaces de inhibir el crecimiento de otras especies cerca de ellos a través de un mecanismo particular denominado como alelopatía.
Otra cualidad que la distingue es su alta resistencia a la sequía ya que cuenta con un sistema radicular que le permite acceder a la humedad en las capas más profundas del suelo, esto le confiere cierta tolerancia a los periodos de sequía.
Por último, el color naranja brillante incrementa la tasa de polinización por parte de las abejas y mariposas lo que, en consecuencia, deriva en una mayor probabilidad de reproducción cruzada.
Su importancia más allá del contexto cultural
Su presencia en la temporada otoñal ha trascendido desde que fue implementada por las culturas mesoamericanas ya que ellos asociaban a la flor al dios del sol Tonatiuh, no por nada ha sido reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) por representar la fugacidad de la vida y la belleza del mundo terrenal a través del emblemático altar.
En el plano económico la flor de cempasúchil representa un importante peso ya que su demanda suele dispararse durante la temporada del día de muertos, y más aun sabiendo que su producción mundial se concentra en los estados de Puebla, Morelos, Guerrero e Hidalgo.
Su uso no se limita solo en el plano ornamental, se ha observado que al contener una importante cantidad de luteína, es capaz de aportar beneficios para la salud, pues sus propiedades antioxidantes permiten mantener en buen estado la mácula de los ojos, de igual manera se ha empleado en la medicina tradicional por sus posibles efectos antiinflamatorios, antibacterianos y analgésicos. Aprovechando su mecanismo de alelopatía, los agricultores han sacado ventaja al emplear los compuestos químicos para aplicarlos como plaguicidas y pesticidas naturales.
Referencias y recomendaciones
Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI). (2020). Cempasúchil, la flor de veinte pétalos que guía a los muertos. Gobierno de México.
Rzedowski, G. C. de, & Rzedowski, J. (2005). Flora fanerogámica del Valle de México. Instituto de Ecología, A.C. y Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad.
UNESCO. (2008). Las fiestas indígenas dedicadas a los muertos. Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Vibrans, H. (Ed.). (2016). Malezas de México. [En línea]. Recuperado de: http://www.conabio.gob.mx/malezasdemexico/asteraceae/tagetes-erecta/fichas/ficha.htm


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